¿Es Canine Counselors tan bueno como dicen? Te lo revelo sin filtros

“No sabía lo que me esperaba… hasta que lo entrenamos juntos”
Recuerdo claramente el día en que decidí que lo mejor para mi perro Jaco, un bullicioso labrador, era llevarlo a un entrenador profesional. La situación ya estaba que ardía. Mis tardes eran un constante tira y afloja en el parque: corría tras las palomas como si fueran los protagonistas de una película de acción, destrozaba cualquier correa que se le cruzara y, para rematar, me miraba con esos ojitos inocentes que decían “¿Quién, yo?”. Esa mirada tierna tenía su peso, pero la realidad era que estaba en una lucha constante por la paz en casa.
El día que crucé la puerta de Canine Counselors, me sentía como un náufrago agarrado a un salvavidas. Y lo que descubrí en el proceso cambió nuestra relación para siempre.
- ¿Qué pasa cuando no entiendes a tu perro?
- Lo que descubrí cuando llevé a mi perro con un entrenador
- Los beneficios que nunca imaginé
- No solo educan al perro… ¡nos educan a nosotros también!
- Pequeños cambios que transformaron mi día a día
- ¿Vale la pena contratar un entrenador?
- Cosas que nadie te dice hasta que lo vives
- ¿Y si todos los dueños entrenaran a sus perros?
- Mi conclusión más sincera
¿Qué pasa cuando no entiendes a tu perro?
Saber lidiar con un perro mal educado es una experiencia frustrante, angustiante y, a veces, hasta algo cómica. Recuerdo una vez que Jaco se abalanzó sobre un grupo de adolescentes en la plaza, como si celebrara su llegada. Ellos, aterrados, saltaron hacia atrás. Yo, rojo de vergüenza, pensé que estaba chasqueando mi dedo ante el caos de la situación. “¿Por qué no entiende que no debe saltar sobre las personas?”, pensaba.
Las visitas eran un desafío. Siempre que alguien tocaba el timbre, me enfrentaba a una pequeña tormenta: ladridos ensordecedores, muebles volando y un ambiente que podía asustar a cualquiera. La impotencia crecía en mí, mientras Jaco disfrutaba de la fiesta. La frustración era palpable y, de alguna manera, me empezaba a sentir un mal dueño. ¿Por qué no podía tener a este magnífico perro bajo control?
Ahí fue cuando decidí que necesitábamos ayuda profesional.
Lo que descubrí cuando llevé a mi perro con un entrenador
La primera sesión con el entrenador fue todo un viaje emocional. Observé cómo Jaco, rodeado de otros perros, empezaba a mover la cola en un enérgico saludo. Yo solo podía ponerme nervioso por no saber qué esperar. El entrenador, una persona calmada y con una sonrisa serena, nos guió con sabiduría. Mientras observaba a Jaco aprender, sentí un destello de esperanza. “Quizás este caos se puede convertir en algo bello”, pensé.
No te imaginas lo emocionante que fue ver en minutos a Jaco aprendiendo comandos básicos. Mi perro, antes caprichoso y alocado, estaba respondiendo a las indicaciones de forma asombrosa. Verlo trabajar y disfrutar de la disciplina era como ver una película de superhéroes: él se convertía en el protagonista de su propia historia.
La experiencia en sí me dio una nueva perspectiva sobre lo que significaba ser dueño de un perro. No solo se trataba de enseñarle; se trataba de aprender a comunicarme con él. Cada sesión era como abrir un regalo. Las piezas del rompecabezas que antes no encajaban comenzaban a tener sentido.
Los beneficios que nunca imaginé
Resulta increíble pensar en todo lo que pude ganar al contratar a un entrenador, más allá de simplemente ordenar a Jaco. Uno de los mayores regalos fue un hogar en armonía. La paz que recuperé en casa fue, por decirlo de alguna manera, transformadora. No más gritos, no más peleas por los objetos destrozados. De repente, las visitas se convirtieron en un placer y no un tremendo dolor de cabeza.
Más paz en casa
La tranquilidad llegó a ser un nuevo componente en mi vida. Cuando la familia y amigos llegaban, Jaco ahora sabía cómo comportarse. Las reuniones giraban en torno a risas y charlas, no a una turbulenta batalla por poner orden.
Más control en paseos
Pasear a Jaco era como caminar con una bomba de tiempo. Ahora, podía salir sin miedo a perderlo ante la vista de una ardilla o una paloma. Había aprendido a caminar a mi lado, y eso en sí ya estaba haciendo maravillas por mi salud mental.
Más vínculo emocional
Algo que nunca imaginé fue el profundo vínculo emocional que se creó entre nosotros. Aprender a entender las señales que él emitía nos unió de una manera indescriptible. Jaco está más en sintonía conmigo, y cada día me sorprende más con sus reacciones.
Más confianza personal
La confianza que comenzaron a construir estos aprendizajes no solo se limitaba a Jaco; también se extendió hacia mí como dueño. Aprender a liderar con amor y paciencia me hizo sentir un mejor compañero. Mis decisiones eran más firmes, y mi relación con Jaco adquirió un nuevo sentido.
Menos estrés, menos gritos
Pasé de los gritos y la frustración a la paz y la comunicación. Ya no sentía la necesidad de gritar; simplemente hablaba con él. Algo sencillo pero inmenso, al final. Cada día se volvió más ameno, y mi corazón se llenó de satisfacción.
No solo educan al perro… ¡nos educan a nosotros también!
Algo que realmente me sorprendió fue cómo el entrenador no solo trabajaba en Jaco, sino también en mí. Aprendí a leer comportamientos, como una especie de “perro-algo-traductor”. Lo más importante: entendí que no se trataba de ser un “juez autoritario”, sino un socio en su aprendizaje.
Saber leer su lenguaje corporal, entender sus necesidades y dirigirlo de una forma que fuera positiva no solo nos ayudó a él, sino también a mí. Aprendí a tener control sobre mis emociones; el vínculo se transformó en una alianza genuina entre nosotros.
Pequeños cambios que transformaron mi día a día
Con el paso del tiempo, pequeñas cosas comenzaron a cambiar por completo nuestras rutinas.
Salir sin miedo
Ya no temía que Jaco se lanzara a correr tras un gato o que decidiera arañar la tierra en busca de “tesoros”. Ahora, cada paseo era una oportunidad para conectar y disfrutar juntos del mundo.
Recibir visitas sin caos
Las visitas ya no se trataban de estar a la defensiva. Jaco pasó de ser un huracán a un compañero amable y juguetón. Cada encuentro se convirtió en un momento agradable, donde todos podían disfrutar de su presencia.
Pasear sin jalones
El “tira y afloja” se convirtió en un hermoso caminar a ritmo juntos. Siento que amamos más los paseos, ya que ahora eran un momento para compartir, sin estrés ni jalones.
Dejarlo solo sin destrucción
Recuerdo haber dejado a Jaco solo por un periodo y regresar a casa con miedo. Pero gracias al entrenamiento, eso se volvió parte de una rutina tranquila. Al volver, Jaco era un perro relajado y feliz, no un tornado de destrucción.
¿Vale la pena contratar un entrenador?
La pregunta queda flotando, y mi respuesta es un rotundo ¡sí! La inversión en el entrenamiento no solo es un gasto, es una oportunidad para crear un hogar más armónico. Sin contar los recursos que gasté en dañados muebles, juguetes y hasta inodoros destruidos por su energía desenfrenada. Al final, es una pequeña fracción de lo que valen esos momentos de paz.
Cosas que nadie te dice hasta que lo vives
“Creía que era mi culpa…” pensaba al principio. La carga de la culpa fue inmensa, pero al asistir a las sesiones de entrenamiento entendí que no estaba solo. “Pensé que nunca se iba a calmar…” resonaba en mi mente al ver a Jaco con energía desbordante. La realidad es que todos los dueños pasan por esto de una u otra manera.
¿Y si todos los dueños entrenaran a sus perros?
Tú que me estás leyendo, reflexiona: ¿cuántos problemas se podrían evitar si todos los dueños decidieran entrenar a sus perros? La posibilidad de un mundo donde la mayoría de los perros sean bien educados cambiaría todo, tanto nuestra vida como la de aquellos que interactúan con ellos. La convivencia sería más placentera y llena de amor.
Mi conclusión más sincera
Miro hacia atrás y solo tengo agradecimiento por haber tomado esa decisión de llevar a Jaco a un entrenador. Más que un cambio en su comportamiento, fue una transformación total de nuestra relación. Cada momento, cada paso que hemos dado juntos, ha valido la pena. No tengo duda: fue lo mejor que hicimos juntos.
Hoy, Jaco y yo caminamos por el parque no como un dueño y su mascota, sino como dos amigos inseparables. Y por eso, hoy quiero invitarte a dar ese paso, porque a veces, la mejor manera de entender a nuestros peludos es dejando que otros nos guíen. Si te decides a hacerlo, el primer paso será el más gratificante de todos.
Nombre: Canine Counselors
Dirección: 7875 Bird Rd #212, Miami, FL 33155, Estados Unidos
Calificación en Google: 4.9
Calificación de Usuarios: 400
Horarios de Apertura: lunes: 8:30–17:30
martes: 8:30–17:30
miércoles: 8:30–17:30
jueves: 8:30–17:30
viernes: 8:30–17:00
sábado: Cerrado
domingo: Cerrado
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Fue la mejor decisión que pudimos hacer, la situación con mi cachorro estaba fuera de control y nos ayudaron a poner límites y a tener un perro educado, Jason fue nuestro entrenador y fue excelente, súper empatico, preocupado por nuestras dudas y cariñoso con Bruno, mi perrito, que ahora lo adora y sale corriendo cuando lo ve!!! Así de bueno fue durante las 8 semanas de entrenamiento!!! Super agradecida y 1000 recomendado!!!
It was the best decision we could have made. The situation with my puppy was out of control, and they helped us set boundaries and get a well-behaved dog. Jason was our trainer, and he was excellent. He was super empathetic, concerned about our concerns, and loving with Bruno, my dog, who now adores him and runs away whenever he sees him! He was that good during the 8 weeks of training! I'm so grateful and highly recommended!
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Hola mi perra se llama Luna y la entrenadora fue Nora. Nos quedamos súper contentos con Nora,es una persona muy agradable y Luna aprendió mucho con ella. Gracias Nora!!!
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Fue genial la experiencia! Pasé de que el perro me llevara a yo llevarlo a él. También gracias a mi entrenador Samuel, aprendí a entender mejor el comportamiento y señales de mi firulais. Todas las clases fueron geniales y bien dinámicas. Los recomiendo 💯 %🔥😎
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Nora es un Angel, el cariño demostrado a nuestro Lucky es insuperable con paciencia e insistencia logro su objetivo hacer de el un perro educado y obediente. La recomendamos grandemente al igual que a vuestra agencia.
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Laura ha sido increíble con Simba. Su paciencia, profesionalismo y amor por los animales realmente marcan la diferencia. Desde el primer día, mostró un gran conocimiento y una conexión especial con él, lo que hizo que el proceso de entrenamiento fuera efectivo y agradable.
Pero lo más valioso es que no solo ha entrenado a Simba, sino que también nos ha enseñado a nosotros cómo trabajar adecuadamente con él. Su paciencia no ha sido solo con Simba, sino también con nosotros, guiándonos con claridad y dedicación en cada paso del proceso.
Gracias a su ayuda, hemos visto un gran progreso en Simba y nos sentimos mucho más seguros en su educación. ¡Definitivamente la recomendamos a cualquiera que busque una entrenadora comprometida y apasionada por su trabajo!
¡Gracias, Laura!